Calabozos [+18]

Jajaja, Has tardado en venir dragón, te esperaba antes.- Dije riendome en un vano orgullo.- Eres un necio dragón. Lo has perdido todo, ahora, eres poco mas que un animal, salvaje e irracional. Y que se hace cuando un animal se vuelve rabioso? Hay que sacrificarlo.- Levanté una mano, los dos guardias que estaban a mis dos lados se hacercaron a él con sus lanzas preparadas. Eran guardia de élite, los mejores guerreros de Trogarth. Soldados acorazados. Ambos guardias le atacaron en combinación, sincronizados como si fueran un solo guerrero. El rey observó el espectaculo.


OFF: Uno de los guardias

Gruñí ante tales palabras llenas de arrogancia.
Vi como se lanzaban hacia mí.
Permanecí inmovíl con los ojos cerrados mientras se acercaban cuando los senti justo sobre mí empuñe la espada, abrí los ojos que ardian con fuego y salte por encima de ello clavando la espada en la espalda del uno de ellos, me gire aun con la espada en su cuerpo, cortandolo. Cayó muerto al suelo y en el giro corté la cabeza de segundo, que sujeté con mi mano.
- Si quieres martarme estupido, buscate mejores hombres.- Dije mirando al rey con una mirada de fuego y odio extremos, lanzando la cabeza del guardia a sus pies.


OFF: POCA FUERZA TENIENDO EN CUENTA QUE AUN EN CUERPO HUMANO SIGUE SIENDO DRAGON

El rey aplaudió en mitad de la sala con un gran tono de orgullo.-
No me has decepcionado muchacho, probemos algo mas dificil de acuerdo?.- El rey se levantó y desenvainó sus dos cimitarras y se acercó a el paso a paso, observandolo, analizandolo, girando en torno a él, tocando el suelo con la punta de ambas armas. En un movimiento endiabladamente rápido lo ataque con un rápido giro sobre mi mismo a la altura de su vientre para acabar en posición defensiva con ambas armas.

Era listo, aprendía de mis movimientos, tal y como esperaba de él. Probé una tactica nueva. Dando una rapidisima volterea rodé por el suelo al terminarla, ya cerca de él realice dos ataques tajantes, uno a la altura del pecho y otra a la rodilla, de esta forma me aseguraba causar daño en una de sus zonas.

Me propinó una buena patada en la cara, me dió de lleno. Salí desdepido hacia atras en dirección a mi trono. Ls esclavas chillaron al verme recibir el fuerte golpe. Me levante como pude y corriendo me puse delante de mi trono. Le observé, me había dado una buena patada lo reconozco, esto ya había dejado de ser un juego. Tiré las espadas y lo miré con superioridad. Con un gesto con la mano las dos hermosas esclavas elfas se hacercaron a mi entre caricias y cariños por mi golpe, levantando mi mano les idique que parasen. Las miré a ambas a los ojos, lo comprendieron. Desde pequeñas sus vidas habían estado regidas a este momento.
Ha llegado la hora, mi señor?.- Dijo la esclava mas cercana al rey. Hice un gesto de aceptación con la cabeza. Las elfas me abrazaron como a un padre. Desde su infancia habían estado en palacio, bien alimentadas, bien cuidadas, con un solo propósito. Se separaron un poco de mi, poniendose rectas y cerraron los ojos, un soltó una lágrima.
La agarre de la cara, a la altura de los carrillos, entonces, de sus cuerpos comenzó a brotar esa aura índigo tan característica de los elfos oscuros. Comenzó a bortar, y se dirigía a mi. Me fortalezía, me llenaba de ira, me llenaba de poder. Las esclavas elfas se entregaron en cuerpo y alma a mi, pero de una forma diferente. Sus cuerpos cayeron inertes al suelo, sus ojos en blanco quitarían todo el valor al mejor guerrero, y ahora, rodeado de una aura mas densa, mas oscura, mis ojos negros llenos de ira y poder gritaban de rabia. Una una negra fuerza brotaba de mi. Estaba repleto de vida.
AAAHHHH!!.- Grité en el mismo momento en el que el aura de mi cuerpo se concentraba en mis manos y de ellas brotaba energía despedida. Un rayo de energía que giraba y se enroscaban sobre si mismos como un dragón, un raoy índigo reflejo del alma de las elfas, en el se podía ver sus rostros y sus almas torturadas. Los dos rayos de energía vivos chocaron contra el guerrero dragón llenos de rabia y odio.

Perfecto, por fin te muestras tal como eres dragón, tu naturaleza real, ahora aprenderás lo que ocurre al meterte con Asdrubal El Negro. Cualquier persona normal estaría asustado con un dragón en tu salón central deseando despedazarte, pero Adrubal El Negro no es una persona normal. Él sonrie, sonrie por que conoce a su enemigo, y sabe cual va a ser el final de la batalla. Sonrie, y mira la gran cristalera que esta al final del gran salón, y ve una sombra.

OFF: Ahora no postea Angelica, postea otro miembro.

Había recibido una carta, una carta de un rey,
Asdrubal El Negro. Una carta pidiendo mi
presencia, el rey prevenía un ataque y le
pidió al Khârn Thrakka, mi señor, que me
enviara en su ayuda. Eso fue hace un día. Salí
montado en Angron, mi demonio-dragón, camino
del gran castillo de Trogarth.

Ahora, me encuentro tras la gran cristalera
del castillo, observando. Un dragón, un dragón
dorado, no es tan grande como Angron, pero es
muy noble, lástima que deba matarlo. Frente a
él se encuentra el rey, apenas lo distigo,
pero su cabello lo delata, parece en apuros,
intervengo.
Agarrado a mi dragón atravieso la cristalera
ferozmente irrumpiendo con un estruendo en la
sala. Como si estuviera completamente
planeado, Angron se dirige directamente a por
el dragón y yo de un salto vuelo hasta estar
al lado del rey. Angron, de mayor tamaño y
envergadura que el otro dragón, utiliza una de
sus garras, la apoya en el cuello del dragón y
lo empotra en el suelo, incrustando sus garras
en el duro suelo, con el resto de sus
extremidades inmoviliza al dragón y como una
bestia, sedienta de sangre, profiere un
mordisco al orgullo de todo dragón, sus alas.
Mordiendo su ala derecha desde donde nace, con
toda su demoníaca rabia la arranca de cuajo
brutalmente. A la par, en completa
sincronización, Lazarus cae al lado de
Asdrubal, solo basta una mirada de complicidad
para saber que hacer. El corazón central del
pecho de Lazarus comienza a brillar, el rey,
al mismo tiempo, comienza a concentrar su
energía de almas. Entonces, de súbito, el
poderoso Drackash, lanza un rayo, una rayo
rojo como la sangre, y el rey elfo, lanza
otros dos rayos de alma, que giran
salvajemente en torno al rayo de Lazarus en
una tormenta de muerte. Ambos rayos combinados
tienen un objetivo, el vientre de Yan, su
vientre con anterioridad herido, y ambos rayos
se precipitan a él en un contundente rayo infernal.

Estaba cerca del salon del trono, cuando escuché el sonido de cristales rompiendose, por lo que me dirigi hacia allí lo mas rapido que pude.
Mientras más cerca estaba, podia notar algunas molestias en el brazo derecho y el vientre.
Abrí la puerta de golpe y la escena que vi me sobrecogio.



Todo paso demasiado rapido, una sombra atraveso la cristalera, algo me atrapó pegando mi cuello al suelo. Por su esencia supe que era un dragon pero habia algo diferente en él... algo demoniaco. Intenté liberarme pero me tenia fuertemente agarrado. Cuando sentí que mi ala derecha se desgarraba, rugi de dolor.
Senti una tremende energia dirigiendose hacia mi puede ver...
"¿Dracks?"
Debía apartarme de aquel rayo, pero debía liberarme antes de aquel extraño dragon. Aun con el dolor por la perdida del ala forcejé y algo en mi se incendió.



Algo en mi se rebeló, luchando por tomar nuevamente mi ser y mi alma, al ver a aquellas dos criaturas, mis ojos se fijaron en el dragon dorado que estaba prisionero en el suelo.
Mi sangre hirvio como si fuera fuego lo que recorriera mis venas.
- Yandrack.- Dije incoscientemente y de igual forma cree una barrera cálida cual tenue llama, alrededor del dragon, cubriendolo por completo.
En mis ojos volvia arder el fuego.



"Apartate de mi" Ordené mentalmente al dragon que como un resorté me
liberó pero era demasiado tarde aquel fulminante rayo mortal impactaria
sobre mi. "No podré sobrevivir" Cerré los ojos resignado y burlándome de mi mismo, por haber aceptado lo que era en el mismo momento en el que mi vida era sentenciada.
Sentí una vaga presencia que murmuraba mi nombre. "Angelica, mi pequeña jinete"
Volvi a abrir mis ojos para enfrentar a la muerte y cual fue mi sorpresa al descubrir que aquel rayo chocaba contra una muralla que despredía una luz calida.

El rey elfo, sobresaltado, vió su plan estamparse, literalmente, en una barrera calorífica. Tanto el rey como el propio Lazarus, se llevaron una mala impresión. El rey se giró para ver a la causante del fracaso de su maquinado plan. Angelica.
Angelica, pero que haces? Sabes que has hecho? Este dragón es peligroso maldita sea, es el enemigo de Trogarth, tu pueblo.- Dije con una cara de claro enfado y frustracion. Le dirigió una potente mirada a Lazarus, que lo decía todo, acaba el trabajo, yo me encargo de Angelica. Me situé frente a Angelica, era mas alto que ella incluso tras su transformación, la miré a los ojos, deviando su atención de lo que ocurría a nuestro alrededor. Lentamente me acerqué a ella y le dí un intenso beso en los labios, como aquella noche inolvidable.

El rey Asdrubal me indicó lo que había que hacer con un sencillo gesto que entendí por completo, le hice una señal a Angron, el cual profirió otro terrible mordisco al ala restante de Yan arrancandola. Desenvainé mi espada, brillaba roja ansiosa de sangre, y mas de sangre de dragón. La otee en el aire y realice un poderoso golpe cortante buscando su vientre, donde tenía una herida anterior y era mas débil.

Angelica hizo una extraño movimiento algo que no esperaba en absoluto. Me clavó una daga en la pierna y huyó hacia el dragón. Lentamente retiré la daga de mi pierna, la chupe. Sabor a traición.
Observé a Angelica, su rostro reflejaba odio e ira hacia mi y hacia mis dos guardianes. Disimulando mi cojeo con toda la nobleza que pude me acerqué a Angelica daga en mano. La miré a los ojos, y con la mano abierta le ofrecí la daga en mi mano.
Esto es tuyo.- Dije dandole la daga.- Iros.- dije a Lazarus y su dragón. Cojeando me dirigí a mi trono y me senté observando como un confundido Lazarus partía en su dragón.

Los miré, yo era un hombre fuerte con muchos años de esperiencia, y por primera vez estaba herido. Los observó con el orgullo de un rey, aunque dañado, siempre presente. Miré fijamente a Angelica. Y levantando una mano dije.
Podeis iros, no os retendran, sois libres ambos de ir a donde querais.- Dijo el rey con un tono de amargura en su voz. Su mirada fría, sus gestos, muertos, que ocultaban sus verdaderos sentimientos.

Observé a Angelica arrodillada ante mi. La miré defraudado.
No tengo nada que hacer contigo, por lo que a mi respecta sigues siendo mi invitada. Tienes unos aposentos en la sala noroeste del castillo, puedes irte cuando desees, se te concederá un caballo.- Mi mente me decía que la despedazará allí mismo, un traidor no merecía mas, pero algo dentro de mi me impidía hacerlo.- Puedes retirarte cuando desees, el rey necesita tiempo para pensar.

El rey estaba confunso, el rey, estaba pensativo, por primera vez, no sabía que hacer. Estuvé pensando y meditando los sucesos durante alrededor de una hora aproximadamente. Finalmente llegué una conclusión. Levanté una mano llamando a alguien. En la sala entró un conocido lord Thrawn, su nombre, Tiber Khang, y es uno de mis mas leales, y fieros, generales. Se acercó a mi esperando una respuesta.
Enviar un emisario a Khârn Thrakka, los Thrawn irán a la guerra, y seguirán al Señor de la Guerra en ella.- La hora había llegado, el pueblo de Anarenth se había reido del rey, y el rey debía elegir.
El rey se levantó de su trono, se quitó la parte superior de su vestimenta y se diriguió a sus aposentos. Estaba cansado.

OFF: Imgen de Lord Tiber Khang

Spoiler:

La noche fue larga, muy larga. Tuve un extraño sueño que me perturbó y apenas me dejo dormir. A la mañana siguiente, estaba mas tranquilo, menos reflexivo, mas yo mismo. Me levanté a primeras horas de la mañana. No ocurrió nada extraño, desayuné fruta como hacía con frecuencia. Pronto llego el mediodía y la hora de comer. Vi al general en el gran salón, los nobles se habían reunido para unir sus fuerzas, el mas fuerte de ellos, Tiber Khang se acercó a mi.
Señor, las tropas estan preparadas. Nueve de los doce nobles partirán en combate, el resto no participará en la guerra, pero nos apoyaran desde sus reinos sustentandonos.- Di una aceptación con la cabeza. Me acerqué un poco a él.
Llama al Arlequín, tengo una oferta para él.- Lord Tiber se sobresalto
Mi señor, ese, chalado es un pariah mi señor, solo traerá problemas. No respeta a nadie, es implacable.
Lo sé, por eso lo llamo a él, dile que se presenté ante mi. Llevate a un par de hombres, confío en ti, pero nunca puedes fiarte de él.
Por supuesto mi señor partiré en breve.
Hubo una señal de aprobación para todos los nobles y marcharon. Unos sirvientes colocaron una mesa en el centro de la estancia y trajeron mucha cantida de comida. Me senté en la mesa y esperé a que terminaran de poner la mesa.