:: Castillo :: Aposentos del Rey

(Sonja y Thundar trajeron al rey herido desde el Salón Real)

Matuh Zhalem está preocupado, porque si no hay una intervención externa, el rey James Lenox no sobrevivirá a esta noche...

Invocando su experiencia de vida, toma una concha de mar y la sopla en dirección del bosque de las hadas... "Os pido, respetuosamente, ayuda para nuestro monarca..."

Uno de los mensajeros entró en el salón del trono entregandome un mensaje que procedia de las colinas rocosas.
"Se requiere y precisa de la ayuda de las hadas para el monarca".
Mis hadas no podian ir estaban demasiado ocupadas por el encargo de los reyes de eldoran decidí ir yo misma. No tomé escolta pensé que no me hacia falta. con un conjuro solo conocido por nosotras las hadas del viento aparecí allí con algunas cosas necesarias, allí nos guiaran hasta los aosentos del rey.

El Guardia Real la recibe en la puerta del Castillo:

- Bienvenida su señoría. Os conduciré a la presencia del rey. Y así suben escaleras, hasta llegar a los pies de su cama, donde el rey Lenox se consumía con la fiebre.

dejé que me guiaran hasta los aposentos del rey, que sen encontraba en
la cama lo observé con detenimiento con mis ojos azulados.
-tened la bondad de decirme que es lo que ha sucedido para que vuestro rey llegue a esta situación,-
pregunté con voz suave y aterciopelada tipica de mi raza, observé al
rey que parecia consumirse poco a poco pero aún podiamos hacer algo.

La bárbara Sonja se adelantó a Matuh Zhalem y empezó:

- Esto lo hizo su propio hermano! El desgraciado vino, nos encerró y casi morimos sofocados! - Y mirando al rey tiernamente, siguió- Entonces el rey empezó a destrozar la puerta, pero se quemó...

- También otros bárbaros se han quemando, liberándonos, pero el más grave es nuestro rey. -completó el viejo guerrero.

les observé a ambos con atención asique tenia quemaduras, pensé y me vino a la mente una poción poco común que regeneraba la piel y curaba las quemaduras con rapided, pero era dificil tarea de realizar solo para personas expertas en la alquimia.
-Entiendo, me podeis dejar ver las heridas que ha sufrido vuestro rey, creo que podremos hacer algo- dije mirando a ambos presentes mientras me adelantaba unos pasos hacia ellos.

La puerta se abre y hace ingreso la dama Elanor Rohirrim (madre de Victoria Derhelm):

- Señora, aqui os traigo algunas hierbas de las montañas. -las deposita en una mesa, junto a la cama del rey- Son cicatrizantes, su alteza.

incliné la cabeza mostrando agradecimiento. -Serán muy utiles la pocion que debo preparar es bastante dificil, con suerte pude cojer unas pocas hierbas de nuestro reino que junto con las de aqui proporcionarán suficiente para poder curar a su rey aunque no es una tarea facil - dije mirando a la señora que acababa de entrar medíté y tomé de una bolsa que traía las hiervas y algunos utensilios para cortar y molerlas, ademas de otras cosas.

- Espero que sobre un poco de pócima para los demás guerreros quemados, - y luego aclaro - Son dos más.

asentí - creo que habrá suficiente- respondí mirandola mientras tomaba las hierbas y las examinaba con delicadeza entre mis manos como si fueran el cristal mas puro y fragil del mundo pasando los dedos con delicadeza sobre ellas.

Luego de una noche en vela, el rey despierta con la primera luz del alba.

- Agua... agua...

habia decidido pasar la noche allí junto con los demas en los aposentos del rey para observar como mejoraba, se desveló por lo que parecia estaba mejor, tomé el agua que tanto pedia, pero no demasiada, sinó la pocion se debilitaria me acerqué y le ofrecí el agua haciendo que la bebiera despacio y con cuidado.

El rey está confundido, pero agradece al ángel que le sirve agua en su agonía. Sus brazos duelen como si estuviera lleno de alfileres...

En ese momento entra Morwen, quien trae una bandeja con desayuno para ambos:

- ¿Cómo está su majestad? -le pregunta a la Dama Elfa, viendo cómo toma agua con dificultad.

Cuando el rey terminó de beber aparté el agua, acarició al confuso rey haciendo que pequeños soplos de aire hicieran que respirara con regularidad, en esos momentos traian desayuno para ambos y preguntaban por el estado del rey el cual se repondria, pero tardaria en ello.

- Se cura con lentitud, pero con un par de tomas más del brevaje sanará por completo - dije con voz melodiosa, y dulce, tipica de las hadas.
-Debe descansar, pronto iré a ver a los otros dos heridos - dije mientras observaba al rey el cual estaba algo mejor.

- Le estoy tan agradecida por su ayuda... -dice Morwen con lágrimas en los ojos- No sé que sería de los hombres de la montaña sin él... -y un escalofrío la recorre al recordar al otro heredero, el odioso Karrde...

- No hay porque agradecerlo, es nuestro trabajo, ¿ porqué no le da algo de comer?, es lo mejor para que no se debilite despues le daremos otra toma del brevaje- dije mientras me apartaba de la cama del rey para dejarla el espacio y el monarca desayunara con tranquilidad.

La sra. Morwen escucha atentamente lo que dice la elfa, y luego la observa retirarse, tan majestuosa, que la admira más.

Entonces, acomoda al rey para darle sopa.

me aparté observando como incorporaba al monarca para darle la sopa, aguardando que terminara con la infinita paciencia digna de los elfos y hadas mientras tomaba el brevaje para darle una nueva toma y soplaba en él

El rey tomó toda su sopa, y agotado, volvió a dormir.

La sra. Morwen se levanta y deja el aposento para conversar con Matuh Zalem:

- Señor, ¿usted sabe si mi hija y el príncipe James han regresado de su misión de reconocimiento del enemigo?