Él me pertenece [khârn][+18]

Por lo que eres, por lo que representas. Coraje, ambición, deseo de conocer, y yo tengo tanto que mostrarte, eres joven y pasional, ademas regente de los Anarenth, contigo podremos formar una alianza con el pueblo de Anarenth además de tener una poderosa mujer sabia, brillante y fogosamente juvenil. Ninguna de ellas me ofrece nada que valore tanto como lo que tu me ofreces, claro esta, no me hubieras aceptado antes por que tus codigos de honor y de conducta te ciegan. Pero ahora que te he iluminado, enseñandote la naturaleza humana en todo su poder, la verdad de los sentidos y la realidad del mundo, ahora que no estas ciegas por falsas leyes, puedes sentir los placeres de la vida y gobernar a los Thrawn junto a mi, te enseñaré las oscuras tecnicas de los Thawn, te daré cobijo, grandes manjares y un sitio en mi cama de seda, y tu me ofreceras tus favores, tus conocimientos y el reino de Anarenth. No los ves? No ves las posibilidades, tantas variaciones y todas beneficiosas mi señora. Te enseñaré lo salvaje del mundo en toda su furia.- Dije cogiendola de la mano.- Y te enseñaré a moldear cuerpo y alma a tu antojo.- El rey comió de su plato tranquilamente mientras las esclavas con sus bailes entretenian a los guardias.- Eres mi reina por que eres tan única en el mundo como yo.

Llena de una juvenil fogosidad y llevada por sus mas intensos sentimientos la joven Angelica se poso encima mia y comienza a besarme en todos lados con una energía natural de pura explosión de deseo. Había estado con muchas mujeres antes y muchas de ellas muy complacientes, pero jamas había visto en mujer alguna tanto deseo irreflenable, el elfo se sentía honroso de tan afado sentimiento. Cada uno de sus besos suves he intensos lo hacían vibrar, algo antinatural en un hombre tan experimentado en placeres como el era, pero ese calor propio de Angelica le fascinaba como pocas cosas le fascinaban en la tierra. Ves, eres mi Reina de los Placeres, y yo te colmaré de ellos.- Dijo el rey.

EL rey elfo, complacido con la pasión que hacia él mostraba la joven Angelica respondió enérgico a su beso. El rey, sintió algo que hacía tiempo que dejó de sentir, era el deseo, la lujuria en su estado máximo, tras sus largos años había perdido su pasión tan latente durante su juventud, que ahora gracias a Angelica, renacía mas fuerte que nunca. La besó y abrazó, tocó todo su cuerpo presa del deseo. Lentamente retiró sus ropajes superiores, una tela señorial adornada con motivos elficos con metales preciosos y una cota de malla interna. Su torso, fuerte y musculoso, mostraba el poder de tantas batallas libradas y de tantas heridas de guerra, era todo un guerrero con un cuerpo joven, pero con una mente experta. La abrazó fuertemente y mirandole a los ojos con complicidad le dió un jugetón mordisco en el cuello, me levanté sosteniendola en el aire con sus piernas separadas abrazandome en un estrecho abrazo de pura atracción. Besandola intensamente, anhelandola, en un respiro entre caricias mi voz sonó.
Vacien la estancia! Guardias a las almenas, esclavas a sus aposentos! El rey y la reina tienen cosas que hablar.- Dijo picaramente observandola con clara admiración.

Hablar... querida Angelica. Haremos de todo menos hablar.- Dije besándola con ímpetu y pasión. Su cuerpos pegados bailaban la dulce danza del placer. Continuaron besandose tras largo rato en un irrompible abrazo, finalmente, lleno de deseo, el rey bajo a Angelica y la miró a los ojos, desabrocho su pesado cinturon de cuero con la insignia real y la mira con confianza. La agarró fuertemente y comenzó a besar todo su cuerpo, cada parte de su cuerpo, latente respondía, caliente como el fuego a sus frios labios.- Dime joven Angelica, preparada para el siguiente paso?

OFF: Bien, puesto que a Khârn Thrakka le a gustado en exceso el rey Asdrubal, a decidido hacerlo oficial y controlado por completo. Yo soy Khârn Thrakka que controlo a Asdrubal.


Aquel beso, puro fuego, un calor abrasador y agradable. El rey se sentía vivo, sentía la juventud brotando de él. De repente de su cuerpo comenzó a brotar esa luz índigo que una vez, como tantas otras brotó de él, solo que esta vez, era involuntario. Su cuerpo se recrubió de esa mística aura, sus ojos grises, su pupila se tornó violeta y se estremecía en una sensación que nunca había esperimentado. Su alma, rugía indómita como una bestia salvaje, por salir, por Angelica. Había oido historias similares, estados en los que el alma necesita salir para expresar lo que el cuerpo no puede, pero jamás las había creido. Ahora, Angelica, a través de su beso había despertado una pasión salvaje de su gran letargo tras tantos años. Tras este beso, Asdrúbal, heredero de los Asdrubales, descubría su verdadera naturaleza, poderosa y salvaje, y le gustaba. Asdrubal abrazó a Angelica fuertemente hacía sí, no podía someterse, sucumbiendo a la lujuria comenzó a besar sus senos y todo su cuerpo, acariciendo cada parte delicada de su cuerpo.

Entre caricias y besos, el rey se deshizo de la parte inferior de su vestimenta. Su cuerpo, al completo irradiaba en el fulgor índigo que era el alma de Asdrubal que moría de pasión. La observó, su belleza le abrumaba, era algo diferente, una visión de una mujer que nunca antes había sentido. Las cosas en las que no creía cobraban sentido, y por primera vez, no era dueño de sus actos, sino que era la pasión y el deseo, los que decidían su destino. Cogía la manta de seda, suave que Angelica portaba y se cubrió a si mismo y a Angelica con él, y en un infinito beso se fundieron en el abrazo mas cercano que hombre y mujer pueden tener, y se entregaron el uno al otro en completo frenesí y en algún lugar del universo dos soles explotaban tras largo tiempo de pasión contenida.

El rey, sentía cada agitación de Angelica que él le producía, eso le complacía y le producía gran placer. Ambos jadeantes y sudorosos, unidos en tan placentero abrazo, presa del deseo, gemian y se amaban. El extásis, el puro frenesí, eso sentían los amantes.No había nada en el mundo comparable a tan alta sensación, y no había
experimentado el viejo Asdrubal sensación parecida en en sus largos
años. Los musculos de Asdrubal se tensaron, la sacudió con mas fuerza, el aura, mas brilante que nunca, sus ojos rugían como una fiera. De tan explosión de placer, el aura, símbolo del alma del rey los embolbió, fundiendolos en la dulce agonía del deseo, y en lo mas profundo de su ser, ambos sentían que sus almas se tocaban, se tocaban y se amaban, se fundía, una parte del rey quedó impresa en Angelica y una parte del Angelica en el rey Asdrubal. Ahora estaban unidos en cuerpo y alma, el fuego de sus cuerpos ardía en su interior y toda pasión, toda acción era poca para tales amantes. Su cuerpos se agitaban sin cesar, sucumbían a la tentación, sucumbían juntos, rey y reina. No había nada en el mundo comparable a tan alta sensación, y no había experimentado el viejo Asdrubal sensación parecida en en sus largos años. Y fue, en esa unión alma y carne, donde los destinos de ambos se unieron, dejando atras su origen y sus costumbres, y haciendo caso únicamente de la pasión y el deseo.

Habia sentido un huracán de sensaciones, de sentimientos, algo que nunca había albergado, y después, solo calma. La aura se disipó mis ojos tomaron su color natural, estaba cansado. Angelica se tambaleó como en un profundo sueño, pero, estaba canviada. Durante el loco frenesí de la pasión no me había fijado, pero algo en ella había cambiado, su cabello era blanco como la nieve, su cuerpo estaba mas desarrollado. Algo de mi quedo impreso en ella. Cayó frente a mi, y allí, ella reposada en mi, la observé, observé sus canvios, y me gustaban.



La tapé con la fina seda y en mis brazos recogida la llevé a mis aposentos. Tras una noche tan intensa normal que estuviera cansada, y debía descansar, pues mañana tenía un largo día por delante, su nueva reino debía conocer a su nueva reina.

La noche había sido, realmente agotadora y Angelica estaba muy cansada y decidí llevarla a mi habitación para pasar la noche. La noche, o lo que quedaba de ella se me hizo eterna, aunque estaba muy cansado dormí a cabezas. Despertamos con los primeros rayos de la mañana. La habitación era amplia y espaciosa, de colores frios con el predominio del azul y el violeta, las sábanas de la cama eran de seda suave y toda la estancia estaba adornada con símbolos reales y motivos Thrawn. Una mesita de un metal oscuro donde reposaban los ropajes de ambos, también había un gran espejo y un armario empotrado, en lo alto una lámpara de araña con adornos florales de color negro.. Me desperté tranquilamente, la "nueva" Angelica dormia junto a mi, aunque parecía que estaba despertando, la miré con admiración.

Miré a Angelica, estaba confusa, yo también. Lo que habíamos compartido
era algo muy profundo, y al parecer con ciertas repercusiones. No lo
sabía con exactitud, pero había leído en mis viejos libros sucesos
extraños, anomalías. Cuando dos almas deseaban estar juntas por encima
de lo demas, de sus orígenes y del destino sus almas se fundían, y en
tal unión una parte de cada uno quedaba en el otro. Al parecer, una
gran parte de mi quedó vigente en ella, parece ser que mis largos años
de edad y la pureza de mi raza habían desarrollado a Angelica físicamente alterando su cuerpo y su cabello. Estaba mas bella que nunca.
Parece ser mi reina, que tras nuestra unión de anoche, nuestras almas se unieron, y la tuya quedó prendada de la mía y eso te canvió. Ahora, la mujer que ves en el espejo eres tu, la nueva Angelica. Angelica reina de Trogarth.- Dije, recreandome y observandola con palpable admiración.