Nombre:
Zelda Pendragon
Reino:
Eldoran
Raza:
Elfa
Clan:
Regente de los Aranae
Edad:
aparenta apenas 15 años, pero tiene más de trescientos
Especialidades:
Espadachina
Maga
Descripcion Fisica:
Normalmente, aparenta ser una elfa normal, una niña, con el cabello rubio y vestida de verde. Sin embargo es mucho más fuerte que el resto de elfos, se orienta en la oscuridad y sitios que no ha visitado jamás. Aprendió a ser "invisible" por lo que puede ver sin ser vista. Mas cuando no está en el bosque, siempre aparenta ser una mujer elfa misteriosa, cubierta con capucha, para que no la reconozcan. Sabe fundirse con la gente.
- Spoiler:
Descripcion Psiquica:
Es sincera y divertida, bastante joven entre las de su especie. Tiene el cabello de tonalidades rubias. Es carismática y bromista, le encanta reír, y siempre es optimista, si tiene que hacer algo, lo hace y ya está. Siempre rie y sonríe, le gusta ser libre, gritar al viento. Nunca abandonará a un amigo, siempre ayudará en lo que pueda, de gran corazón y le encanta gastar bromas.
Historia:
Zelda no es mi nombre oficial... Realmente soy Zelda Esmeralda Ishtar Artemis Leilani Pendragon, la hija pequeña de la familia Pendragon.
Nací en los bosques del norte del continente, cerca de una bahía. En Arkanta, población de elfos y magia.
Pero no duró mucho mi estancia allá, pues el camino no siempre conduce a donde queremos, y aunque no me arrepiento, nunca esperé embarcar en un barco en el puerto.
Desperté un día sin más en la cubierta de un barco, con un fuerte olor a sal en la nariz, y un sabor amargo en la boca. Estaba en el Talbooth, un barco pirata.
Allá conocí a Shanks, el capitán del barco. Shanks era un chico sencillo, pero fuerte y seguro de si mismo, un poco loco. Puedo decir muchas cosas de el, pero me enseñó la realidad de las cosas, una realidad que no habría aprendido en mi hogar natal. Me enseñó que no todo es blanco o negro, que existen los matices y hay que saber verlos para poder ver todas las diferencias.
Varios meses después, Yo, Shanks y sus piratas nos encontrábamos explorando los mares, en busca de un misterioso barco fantasma que según se rumora, se lleva a los marineros y residentes a las islas cercanas. Shanks, convencido de que este supuesto barco fantasma solo es un grupo de piratas que causan problemas, decide ir personalmente a enseñarles una lección. Cuando misteriosamente un barco se alzó ante nosotros, Shanks lo abordó para explorar. Al final, resultó que los rumores eran ciertos, el barco era fantasma, pero no estaba embrujado, sino que no tenía tripulación y vagaba a la deriva. Cuando Shanks y yo íbamos a volver al barco, el barco ya no estaba, se había esfumado, dejándonos en la cubierta del barco fantasma, sin nada que comer.
Transcurrieron aproximadamente dos días, y al tercero nos alcanzó una tormenta. De repente, cayó un rayo y se escuchó un horrible grito de Shanks, por lo que salté hacia él para salvarle, pero nunca le alcancé, ya que terminé cayéndome al agua.
Pero no me morí, ni nada por el estilo, después de nadar durante algunos días, llegué a un continente o algo parecido.
En aquel continente, la gente era reacia a hablar conmigo, por el simple hecho de tener orejas puntiagudas. Pero yo no aparentaba más de catorce años y les sorprendía verme levantar pesos que sus hombres no podían.
Y por eso me fui al bosque, huyendo de la gente que me rechazaba por ser distinta.
Estaba durmiendo, en una rama de un árbol, y escuché ruidos, bajé del árbol y me oculté tras unos matorrales. Unos hombres a caballo llevaban joyas y una jaula pequeña, esto último fue lo que me llamó la atención, ya que de detrás de esos pequeños barrotes, salía luz.
Hablaban sobre eso, y decían que se lo pensaban comer, porque les daría la vida eterna. Decían haberlo robado, así que no me lo pensé y les planté cara. Salí de mi escondite y les reté. Ellos se rieron, y peleamos, yo con una rama y ellos con espadas. Me hicieron un corte en uno de los brazos, pero no me importó, porque al final gané y huyeron despavoridos, más por la sombra que se cernía sobre ellos que por mí. Me giré lentamente y me encontré cara a cara con un dragón. Uno de verdad. No me asusté, me aterroricé.
Tenía los colmillos largos y sacaba humo por la nariz. No lo pensé, cogí la jaula y eché a correr. Corrí hasta que no pude más, y me senté en una piedra. Abrí la jaula.
Había un hada. No era un hada normal, era un hada extraña, parecía un elemental, ya que no tenía cuerpo visible, solamente se veía luz, sin embargo, en pocos minutos se convirtió en mi amiga.
Y tal vez fue por culpa del hada por lo que descubrí el huevo del dragón.
Estaba en una cueva, en un nido, y yo me había refugiado allá. Por eso vi como se abría el huevo y salía un magnífico dragón. El dragón me miró. Y yo la miré. Era una hembra. No me atreví a tocarla, pero me quedé por allá cerca durante días. La madre no volvía. Y al fin me decidí a acercarme. Lo que no había apreciado antes era el tono azul de sus escamas.
Como la madre no venía, le traje manzanas, y al cabo de un par de meses, la dragona comenzó a andar.
Tal vez no sea prudente nombrar su nombre completo, pues, como ya sabéis, al decir el nombre completo de un dragón, le obligas a doblegarse ante ti. Por eso solamente diré que yo le llamaba Yasha, que significa “demonio”.
Yasha fue a partir de entonces mi mejor amiga, hablábamos y eso, al igual que con el hada. Pero era llamativo llevar a una magnífica dragona por allá, al igual que llevar un hada. Sin embargo, encontré al fin un lugar donde Yasha, Loulou (así es como se llamaba el hada) y yo, nos instalamos, al fin en la civilización.
Gestos:
Le gusta decir palabras que se ha inventado ella misma
A veces si está nerviosa, se pone un mechón de pelo tras la oreja
Armas:
Su espada, Ortinbras
Un arco con flechas
Pertenencias:
Su ropaje (de color verde, con guantes y botas incluidos)
Una bolsa donde guarda sus cosas (la cantimplora, alimentos...)
Un mapa
Una brújula
Monturas:
Yasha, una magnífica dragona de tono azul-metalizado.
Otros datos:
Siempre ha creído que Dios no existe, pero cree en algo, cree en si misma, en la gente que le rodea...
Es desconfiada con los extraños, sobretodo con los que portan armas o van borrachos
Aparenta tener unos catorce años.
Sus ojos son azules.
No le gusta la violencia.